lunes, 29 de octubre de 2012

Medio segundo


Una foto. Tan solo una imagen. Y medio segundo para darte cuenta de todo. De que todo ha cambiado. Hace unos meses aún era verano, el sol tostaba mi piel y mis pies paseaban por la arena de la playa sin ninguna preocupación. Pero el tiempo, caprichoso, acelera el reloj cuando menos nos conviene. Y doy un paso más de la cuenta. Y me encuentro aquí, lejos de aquella ventana que me abría un mundo nuevo. Una ciudad con olor a ositos de gominola. A paz y tranquilidad. A tierra mojada.

Ya ha llegado el frío y la oscuridad. Ahora mis pies aplastan hojas secas abandonadas en la húmeda acera. La gente pasa a mi alrededor cabizbaja, cada uno en sus pensamientos, en sus particulares preocupaciones. Y me siento perdida. En la enorme capital. Lejos quedan ya aquellas noches de verano, subida a los tacones más altos, con el mundo a mi alrededor. Aún más lejos aquellas caras conocidas, brazos que te sujetan, sonrisas que te dan la vida.

Medio segundo más y todos esos recuerdos se diluyen. Como agua salada que corre por mis mejillas. Está claro. Nada volverá a ser como antes. Miro la vida y me parece distinta. Las calles tienen otro color y la música del pianista de la esquina se ha vuelto melancólica al instante. Será que el otoño ha hecho estragos. Será que nuestros corazones están lejos. Y se están enfriando por culpa del mal tiempo. Pero hoy no me siento con fuerzas para calentarlo. Mejor dejo que se congele. Solo por hoy.



Trato de imaginar calles donde nunca pude estar 
Será mi afán de inventar un lugar donde te pueda encontrar 




viernes, 26 de octubre de 2012

martes, 16 de octubre de 2012

Aún me dueles, a veces.


Nunca pensé que volver me haría tanto daño. A mi ciudad. A la tuya. A esas calles que aún guardan el eco de nuestras voces, las risas ahogadas por el alcohol, los pasos en medio de la noche. A ese billar que me recuerda cada una de aquellas tardes de verano, cada uno de tus movimientos delante de la mesa.

Creí que era lo suficientemente fuerte para afrontarlo tan pronto. Pero me equivocaba. Tan solo dos días allí y ya me estaba quemando. No había lugar, cosa o persona que no me recordara a ti, a esa sonrisa tan peculiar, a la profundidad de tu mirada. A dos calles de ti, sin saber muy bien cómo reaccionar. Pero supe controlarme, supe esquivarte y no dejar que nuestros ojos se encontraran. No dejé que mis pies corrieran a encontrarte, a buscar el abrazo que tanto necesitaba. Corrí entre la gente, huyendo de tu presencia.  

Y volví al frío de Madrid. Con tu recuerdo aún más difuminado y mi corazón con una nueva grieta. Te cedo mi ciudad hasta que deje de dolerme. Hasta que volver no suponga hacerme daño. Mientras tanto, quédatela.




Y sálvate tú.


martes, 9 de octubre de 2012

8 mm


Unas cuantas semanas después. Personas que entran y salen de mi vida en cuestión de horas. Y me encuentro rodeada de desconocidos que juegan a conocerme. De explicaciones sin sentido, de chupitos sin un brindis concreto. De mareos sin un punto de apoyo, de sonrisas sin hoyuelos. De una voz que te explica que son ocho los milímetros que una tecla de piano desciende al ser presionada. De versiones de los Beatles y miradas que se escapan.

Y el mundo se empeña en hablarme de ti, pero yo no quiero escucharle. No puedo permitirme echarte de menos. Porque ya no podría parar nunca. Medio mes evitando echar de menos las cosas que una vez eché de más. Pero lo cierto es que te veo en cada ojos verdes, en cada persona con tu olor, detrás de un “idiota” y en el interior del acorde de cualquier canción. Porque he decidido volverme loca cuando tú te has vuelto cuerdo.

Sigo sin rumbo definido, sin dejar que mi mente asimile que te has ido. Para siempre. Me subo a un par de tacones y salgo a comerme el mundo. Mientras, tú intentarás no encontrarme, perdido en otros brazos. Y solo me queda fingir que eres un espejismo. Para alejarte. Aún más. Es autoconvencerme de que ya no me haces falta. De que mis heridas están casi cicatrizadas. Pero todo se complica cuando llega el domingo. Mojo mis ganas de llamarte en un café de media tarde. Y solo entonces me permito recordarte unos minutos. Como entonces te despedí, de pie en la estación, con media vida corriendo tras de mí, con los ojos empapados en ayer. En un ayer que hoy ha quedado olvidado.




martes, 2 de octubre de 2012

Tu olor escapa lento.




Tal vez exista un lugar
Un sitio oculto en la distancia
Que la vida y su ironía
Donde descansara el amor que nadie usa
y no hizo historia
del que ya nadie hablará

Libera tu sonrisa
una estrella, que en verdad
esta noche asomaría mucho bien
y no servirá de nada la felicidad
no servirá la fantasía
solo quedará el tiempo andado

Flotará en el viento una lágrima
Que volverá hasta ti

Te digo adiós, ciao
Adiós a la memoria en que guardaba años de felicidad, ciao
Me miran enfrentándome a la vida como si estuviera aquí

Tal vez un día el universo me dará una sorpresa
Y me llevara hasta ti
El mundo en el que vivo y donde estás
No tienen diferencia
Aunque yo no lo quería ver

Y giro el mundo y gritaré tu nombre por milenios
Y la espera me sofoca mas aún
Mira que el dolor me va venciendo
Que la soledad me ahoga
Que tu olor escapa lento

Flotará en el viento una lágrima
Que volverá hasta ti

Te digo adiís, ciao
Adiós a la memoria en que guardaba años de felicidad, ciao
admiro aquel que nunca se arrepiente de las guerras que perdió

Me falta paz dentro del pecho
Sé que no puedo hacerlo todo
Porque sin ti la vida no me basta
Si me detengo ante esa puerta
Y si me animo a atraversarla
Entenderé que entonces me he ido ya

Y volveré hasta ti

Te digo adiós, ciao
Tú eras el milagro que bajó del cielo para amarme así.
Ciao
Y caen los recuerdos, se cae todo el universo
Y sigo aquí
La vida como ahora la recuerdas
Un día se fue contigo