martes, 16 de octubre de 2012

Aún me dueles, a veces.


Nunca pensé que volver me haría tanto daño. A mi ciudad. A la tuya. A esas calles que aún guardan el eco de nuestras voces, las risas ahogadas por el alcohol, los pasos en medio de la noche. A ese billar que me recuerda cada una de aquellas tardes de verano, cada uno de tus movimientos delante de la mesa.

Creí que era lo suficientemente fuerte para afrontarlo tan pronto. Pero me equivocaba. Tan solo dos días allí y ya me estaba quemando. No había lugar, cosa o persona que no me recordara a ti, a esa sonrisa tan peculiar, a la profundidad de tu mirada. A dos calles de ti, sin saber muy bien cómo reaccionar. Pero supe controlarme, supe esquivarte y no dejar que nuestros ojos se encontraran. No dejé que mis pies corrieran a encontrarte, a buscar el abrazo que tanto necesitaba. Corrí entre la gente, huyendo de tu presencia.  

Y volví al frío de Madrid. Con tu recuerdo aún más difuminado y mi corazón con una nueva grieta. Te cedo mi ciudad hasta que deje de dolerme. Hasta que volver no suponga hacerme daño. Mientras tanto, quédatela.




Y sálvate tú.


4 comentarios:

  1. Esta sí que es bonita, y te entiendo. Un beso enorme <3

    ResponderEliminar
  2. que texto más bonito!! sobre todo me gusta ese ultimo: salvate tu. Es como un intento desesperado de que alguno de los dos conserve lo que tenia, y en una entrada llena de ¿melanciolia? ese toque final demuestra mucho amor...
    Te sigo

    ResponderEliminar
  3. Me has dejado sin palabras,, la verdad.
    Eras de las pocas personas que he leido que es capaz de hablar de cosas generales de un modo particular..
    Me ha encantado el final.
    "Y sálvate tú."
    Sigue así y mucho ánimo! siempre acaba llegando alguien que te vuelve a arañar el corazón :)
    Te sigo!
    Besos desde:
    http://sicatorcevidasondosgatos.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar