Le da una
calada. Él cree que es lo único que puede hacerle olvidar sus penas. Eso y
largarse lejos. Quizá al lugar de donde vino. Hace cinco años. Con una forma de
hablar y de pensar diferente. Con una vida totalmente distinta. Y piensa en
todo lo que dejó atrás. Y en lo que ganó. Inevitablemente le viene a la mente
esa chica que una vez quiso imprimirse en su piel. Y se siente más perdido que
nunca. Solo entre un millón de gente.
Otra calada
más. Y cada vez ve más clara la opción de irse a 10.000 km de aquí. Quiere
empezar una nueva vida, olvidar esos ojos claros, independizarse, madurar. Sus
pupilas se dilatan entre el humo y así ve su futuro, difuminado. No ve otra
opción.
Pero él no
sabe en realidad lo que vale. No entiende lo mucho que sirve una sonrisa suya.
O las palabras que salen directamente de su corazón. Que su alegría es una
especie en peligro de extinción. Que las cosas siempre pasan por algo. Que si
no ocurre lo que esperas, aparecerá algo mejor.
No se da
cuenta de lo mucho que le extrañará la pequeña, el vacío tan enorme que dejará en
una persona que conoció hace tan solo tres semanas. Y entonces se dará cuenta
de que quizá ciertos enfados no son tan importantes, que el cariño a veces es
difícil de demostrar. Que la vida tiene algo maravilloso preparado para él.
Solo tiene que pensar qué es lo que quiere llegar a ser. Y luchar por
conseguirlo. Porque es una de las mejores personas que puedan existir. Y no es
justo que se sienta así. No ahora.
Es hora de que alguien le diga lo increíble que es.
Y me destroza que pienses así...
hacerle ver que su sonrisa vale más que nada, y que el dolor que él dejo fue el más adictivo de todos...
ResponderEliminarSaludos de la chica de los chicles, que espera que entre calada y calada, vea su dolor salir volando
http://lachica-deloschicles.blogspot.com.es/