lunes, 5 de noviembre de 2012

El fin.


Se metió la mano en el bolsillo. Encontró un trozo de papel arrugado. Y no pudo evitar acordarse de aquella mañana lluviosa. De aquel encuentro absolutamente surrealista.

- Espero que te vaya bien, de verdad.
-  Y tú, cuídate, por favor.

Se sostuvieron la mirada una vez más. Aquella que tantas veces la había tranquilizado. Ahora estaba desgastada, cambiada. Ella esbozó una sonrisa y se dio media vuelta, intentando fingir que todo estaba bien. Que aquella conversación era un mero trámite. Que su corazón estaba a salvo esta vez. Y empezó a andar. Deprisa, muy deprisa. Quería escapar de allí lo antes posible. Pero su voz, a lo lejos, le detuvo.

- Espera, vuelve un momento.

Indecisa e insegura, ladeó la cabeza. Él estaba allí parado, con su pose habitual. Las manos en los bolsillos y media sonrisa esbozada. Como si no hubiera pasado nada.

- ¿Qué quieres?
- Ven, necesito que nos vayamos enfadados.

No podía creer lo que estaba escuchando. Era totalmente absurdo. Ella jamás podría enfadarse con él. Había sido su punto de apoyo, su energía. Aquella persona que te entiende a la perfección y que con un abrazo consigue que los problemas parezcan más sencillos.

- Estás mal de la cabeza. Ve a un psicólogo.

Se dio la vuelta al instante. No podía volver. No sería capaz de aguantarle la mirada. Sus fuerzas flaqueaban y su sonrisa comenzaba a parecer forzada. Apretó el paso. Y se alejó de allí. De él. De aquella historia cuyo final estaba escribiendo en ese preciso momento.  

Aquel papel tenía razón. Y ella miró a su alrededor. Su vida volvía a tener color. Bastaba con aceptar que ciertas historias tienen su fin. Que es mejor respetar el curso natural de los acontecimientos. Que quizá sea verdad eso que dicen de que las cosas ocurren por algo. Su recuerdo seguía colgando de la pared, pero ya empezaba a formar parte del decorado habitual. Ya dejaba de dolerle. Simplemente tenía que seguir manteniéndolo en el lugar que había destinado para él.



Y cuando el fin se acerque, solo será el principio.



3 comentarios:

  1. que bonito!! ojala para mi resultara fácil olvidarlo... Supongo que yo si habría hablado con él, porque enfadados es la única forma de decirle adios (temporal)

    Saludos de la chica de los chicles, que desearía no ser solo un cuadro en su interior
    http://lachica-deloschicles.blogspot.com.es/

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  2. Hola Marta, ¡cuanta razón! aunque a veces nos resulte un poco difícil no darnos la vuelta, o no buscar soluciones a algo que no la tiene.
    Me ha gustado mucho esta entrada y tu blog en si , te sigo :)Un besito !

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